Como lavar tu chal a mano y no dañarlo en el intento.

Como lavar tu chal a mano y no dañarlo en el intento ¡Dicen que la pashmina es la lana del paraíso! Esto no es solo porque las cabras de pashmina viven a más de 5,000 m de altitud (mucho más cerca del cielo que la mayoría de los mortales) sino también porque su suavidad, calor y delicadeza la convierten en uno de los textiles más preciados del mundo.

Con los cuidados apropiados, un chal de pashmina mantiene su belleza natural durante décadas. Sin embargo, un lavado incorrecto puede deteriorar tu chal e incluso arruinarlo. Recuerda que son productos de lujo… ¡y que debes tratarlos como tal! Así que te recomendados para lavar tu chal lo lleves a la tintorería para un lavado en seco, sobre todo si está compuesto de 100% pashmina (lana de cachemira), ha sido teñido en diferentes colores opuestos o está bordado.

Pero si quieres, o solo puedes hacerlo en casa, te enseñamos cómo hacerlo para que no se deteriore y luzca siempre perfecto… eso sí, ¡nos tocará lavar a mano! Para este tutorial hemos escogido un chal fabricado con un 75% de pashmina (o lana de cachemira) y un 25% de lana de nuestra colección de chales lisos de Kashmir Shawl Atelier. Porque… ¿sabías que cuando la pashmina se mezcla con otras fibras de calidad como la lana y la seda, el tejido es más resistente y es mucho más fácil de lavar?

Instrucciones

➔ Necesitarás un barreño y detergente para prendas delicadas o champú para bebés (este último es la mejor opción si quieres lavar una pashmina pura).

 

Llena el barreño con agua lo más fría posible y disuelve un poco de detergente/champú en ella.

 

Importante: ¡fíjate que el detergente esté completamente disuelto antes de sumergir tu chal! Una acumulación de detergente podría manchar o desteñir la lana para siempre.

Sumerge el chal en el agua hasta que esté empapado. Dale unas cuantas vueltas con delicadeza hasta que el jabón haya calado en la lana o hasta que salga espuma (como puedes ver en la foto)

¡Nunca frotes el chal para quitar una mancha! Si tu chal tiene una mancha difícil, es mejor que lo confíes a los profesionales del lavado…

Vacía el barreño de agua y sostén el chal con una mano y el mango de ducha con la otra. El peso del agua puede deformar el tejido así que ten mucho cuidado con este paso e intenta sostener el chal por la mitad y conforme a las líneas del tejido. Enjuágalo hasta que no queden restos de jabón y el agua sea transparente.

Otra forma aún más delicada de llevar a cabo este paso es llenando otra vez el barreño de agua y sumergiendo el chal en él. Le damos una vueltas y repetimos el paso hasta que el chal no desprenda más jabón.

Cuelga el chal en una barra o perchero, asegurándote que quede colgado de forma recta para evitar deformaciones. Si tienes un tendedero plegable, lo ideal es secar tu chal de forma horizontal. Ten cuidado con los enganchones, ¡durante este proceso un enganchón podría arruinar tu chal!

No escurras, retuerzas ni estrujes el chal para quitar el exceso de agua ya que podrías dañarlo. Puedes enrollarlo con una toalla para que ésta absorba el agua.

Cuando el chal esté todavía húmedo, plánchalo utilizando una sábana de algodón entre la plancha y el chal. Es mejor que la sábana sea blanca, para evitar que el color pueda desprenderse sobre el chal. La plancha tiene que estar a la temperatura máxima y a máximo vapor. Plancha el chal hasta que esté completamente seco.

Dobla el chal para guardarlo en el armario. Para darles a las borlas el volumen y aspecto original, puedes cepillarlas superficialmente con un peine.

Guarda tu chal de forma horizontal en un lugar seco, lejos de la luz solar directa, como un cajón o armario.

Si lo cuidas con el amor y cuidado que se merece, tu chal de lana de cachemira tendrá muchas vidas.

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