Se confeccionan del excepcionalmente suave pelaje del antílope tibetano, también llamado chiru, y que protege a este raro animal del duro clima de la meseta tibetana, su hábitat natural.
Durante la historia, ha habido diferentes especulaciones sobre los orígenes de esta lana de lujo. Se dice que sus fibras se recogían de arbustos y rocas cuando el animal mudaba su pelaje de invierno, o incluso algunos comerciantes han llegado a afirmar que procede de un ave. Pero en realidad, este antílope debe ser sacrificado para poder recoger esta lana y ¡se necesitan hasta 4 chirus para la confección de un chal!
Tejido por expertos artesanos en Cachemira, los chales de shahtoosh son un símbolo de estatus social en India y Pakistán y uno de los regalos de boda más apreciados. Sin embargo, procesar y llevar un chal de shahtoosh es un delito punible en estos países y cualquier persona que los venda se enfrenta a hasta dos años de prisión y una multa de 1 millón de rupias (7,000 €).
El comercio internacional del antílope tibetano también está prohibido bajo la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Según el WWF, se estima que la población de chiru ha caído más de un 50% durante los últimos 20 años del siglo XX.
Anteriormente, el chiru se podía encontrar en toda la meseta tibetana; hoy en día solo se encuentra en la remota zona de Chang Tang, en el noreste del Tibet. Como se explica en este documental, la prohibición internacional sobre el shahtoosh fue decisiva para supervivencia de esta especie en peligro de extinción.
Para los pastores de Changthang, también conocidos como ‘Changpa’, la cabra de cachemira es su mayor tesoro; dependen completamente de ella para su sustento. En los áridos altiplanos de los Himalaya, ésta es su única fuente de comida. Además, venden o intercambian las cabras o la lana de cachemira sin procesar para obtener cereales, utensilios u otros objetos necesarios para su supervivencia. Su relación con este tipo de cabra es tan ancestral que se entiende como pashmina ‘Chanthangi’ solo aquella lana de cachemira criada exclusivamente por este grupo. Y aunque la lana de Cachemira también se produce en China, Mongolia, Afganistán y Turquía, entre otros países, se considera que la pashmina ‘Chanthangi’ es la más fina y preciada de todas.
¿Cómo es la cabra de cachemira?
La cabra de cachemira es un animal no muy grande, pero fuerte. Normalmente su color es blanco aunque a menudo también se encuentran cabras de color rojo pardusco, beige, gris e incluso negro. Tiene también cuernos de color marrón y de forma curvada. Con temperaturas que bajan a menos de 40 grados bajo cero, las cabras de cachemira desarrollan una fina y suave capa interior que se caracteriza por su calor y ligereza y que permite a las cabras soportar los fríos.
¿Cómo se produce la lana de cachemira?
Al llegar el verano, cuando las temperaturas empiezan a subir (¡pueden llegar a 40 grados!), se desprenden de este pelage, que luego se recoge por los pastores. Luego se acaba de separar el fino pelaje interior hivernal del pelaje exterior, más grueso y largo.
Una vez recolectada, la lana cruda de cachemira se vende a los productores de chales del valle de Cachemira donde la estiran y lavan en aguas frescas de manantial. Para hacerla aún más suave y darle más cuerpo, també se sumerge en almidón de arroz. Como la pashmina ‘Chanthangi’ es tan fina que su grosor representa una vigésima parte del cabello humano, es casi imposible hilarla o tejerla de forma mecánica, a diferencia de otros tipos de lana de cachemira.
Una cabra de cachemira puede producir desde 4 hasta 250 gramos de lana o pashmina. Así que para poder elaborar el producto final que encontrareis en nuestra tienda online, a veces hace falta la lana de hasta tres cabras. Todo un elaborado proceso de confección que se convierte en fulares únicos y exclusivos. ¿Tienes ya el tuyo?
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