Las pashminas de cashmere están confeccionadas con una de las lanas de cabra más escasas y excelentes del mundo, por lo que son muy valoradas. Ahora bien, ¿sabemos cómo identificar si nos están dando gato por liebre (en este caso, sintético por cabra) al adquirir estos productos? La suavidad, el peso, las arrugas y la elasticidad son algunos de los atributos que debemos comprobar.
Cómo reconocer las buenas pashminas
Nos conviene aprender a diferenciar un chal, un fular o una pashmina de cachemira de otros tejidos que no son como ella. La verdad es que no siempre es fácil reconocer este textil, al menos en un repentino momento. Con el paso del tiempo las diferencias se vuelven evidentes pero, claro, ya es tarde porque habremos pagado un importe excesivo por un artículo de imitación, o directamente falso, que no lo merece.
Tips y aspectos a tener en cuenta
Podemos empezar, por supuesto, comprobando el etiquetado del producto. En puridad, no es suficiente con que lleve algo de cachemir para poder ser considerada una prenda de cachemir. Se exige una composición cercana al 100 % para que sea reconocida como tal. Debemos tenerlo claro, porque algunos fabricantes alimentan esta confusión verbal en los potenciales compradores.
Evaluación de los nudos
Tampoco es una cuestión exclusiva de la materia prima: podemos encontrarnos lana de este tipo que ha sido inadecuadamente tratada, tintada y tejida. Para acercarnos a la calidad real de la prenda, lo mejor es tocarla.
La clave está en fijarnos en sus nudos: intentaremos separarlos suavemente para verificar su consistencia y que no se abren fácilmente, valoraremos sus costuras y sus remates. Mientras la sostenemos, la prenda debería quedar armada, casi como si estuviera colgada en una percha.
Análisis de suavidad
Esta es la principal característica diferencial de la cachemira. Por eso, debemos acariciar el fular, el chal o las pashminas y sentir cómo se desliza nuestra mano de un modo amoroso sobre su superficie. Ahora bien, si esa esponjosidad tan agradable se mantiene entre nuestros dedos cuando ya no la tocamos, ¡cuidado! Puede ser que se hayan puesto polvos de talco con el propósito de engañarnos.
Cuestión de peso
El exceso o la falta de peso son indicadores de una ausencia o mala calidad del cachemir. También es cierto que si no estamos acostumbrados a tocar este tejido nos resultará complicado identificar si es mucho o poco. En cualquier caso, poco peso es sinónimo de un punto inadecuadamente apretado y demasiado indica una posible mezcla con lana convencional u otros textiles.
La prueba del apretón
Resultar muy difícil arrugar la cachemira auténtica, por eso debemos apretar el tejido y aguardar la reacción del mismo tras recibir esa presión. Si es un cachemir auténtico, volverá a su estado inicial sin dejar ningún tipo de arruga o señal de ella.
Condición elástica
Otro de los atributos excepcionales de este tipo de pashminas es su naturaleza elástica. De nuevo, el tacto nos ayuda en esta comprobación, porque podemos percibir ese carácter de elasticidad que las hace diferentes a la lana convencional.
La prueba final
Esta validación es tan definitiva como irrecuperable, porque implica quemar la prenda en cuestión. Si está hecha con este material, emitirá un suave aroma a proteína y se irá prendiendo lentamente. Al final del proceso, nos encontraremos con unas cenizas que recuerdan los polvos de talco. Si no es cachemira pura, se quemará rápidamente y se irá encogiendo al hacerlo.
Nadie nace aprendido, eso está claro. Pero si nos ponemos a ello y comenzamos a acumular experiencia en la comparación de pashminas y otras prendas de cashmere, pronto empezaremos a diferenciar sus calidades.
¡Vamos a comprar este tejido excepcional con las mejores garantías!
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